
Querida Zori:
Consternado me hallo al saber de ti y de Atahualpa.
¿Han sido tantas de veras vuestras penalidades?
No me extraña, es tan burro tu jefe, hija.
Me alegro que te encuentres bien de todos modos y que estés en la Argentina, bonito país, pero demasiado grande para mí.
Me gustaría visitar al Ata, pero le llamo y no constesta: con eso de que ahora tiene la incapacidad y sus asuntos los llevan el Lucio ese y el sobrino de Roser, pues no se me ocurre cómo, la verdad.
Pude verle en Vitoria la pasada primavera, pura casualidad, te lo juro, un viaje del inserso y tal y cual, y le comenté lo de La Montoya, una antigua amiga nuestra de la que no tenía ni idea, como te lo digo, supongo que tú tampoco.
Bueno. Te paso la foto que a él le prometí del local donde se reunían las tres gracias y dónde Nemesia dio tantas conferencias cartománticas.
Espero que todo se solucione lo mejor que se pueda, ya se ha complicado bastante la cosa desde que la Nemesia se fue aquel día sin decir ni pío.
Un beso, maja.
Pacho.
Centro de la tercera edad Montecarmelo.
Cuarta galería.
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