ANTE TODO, AGRADECEMOS SU INTERÉS POR ESTE CASO.

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DATOS CONTRASTADOS EN REFERENCIA A LA DESAPARICIÓN DE DOÑA NEMESIA MORATÓ



Sabemos que el lunes 14 de febrero de 2004 abandona el hogar del jubilado con la intención, según ella (como comunicó a sus compañeros del ala de juegos de mesa del citado asilo) de reincorporarse como trabajadora voluntaria en la Hemeroteca Nacional en su sede de Barcelona.
Paseo de la Zona Franca s/n. esquina C/ Hornos del Berguedà.

Así mismo, tenemos constancia de que se muda de domicilio y pasa de residir en la calle Brunete 25 (en una casa con patio del barrio del Carmelo), a hacerlo en Hospitalet, en un bloque de protección oficial de la calle Celestino Huertas 24. Al parecer, se hace traslado de un escueto ajuar (ropas y muebles, sobre todo) y el resto de sus pertenencias son donadas, según consta en un albarán de Corredurías Olmo, a los Hogares de la tercera edad de S'Agaró. Como hemos comprobado, la mayoría de los objetos llevan más de dos años embalados en cajas de cartón en el salón principal del pequeño apartamento, a excepción de un bañador C&K y un vestido azul de noche que comparten percha en el mismo ropero. No se registra actividad ni en la cocina ni en el cuarto de aseo, a excepción de dos botes vacíos de CUCAL, uno en cada espacio. Nadie de la escalera de vecinos ha reconocido la presencia de la sra Nemesia en el inmueble, aunque en el padrón municipal consta como inquilina desde febrero de 1998.
De sus cuentas corrientes y libretas de ahorro son retirados periódicamente los abonos que realiza la Seguridad social en concepto de Pensión de jubilación y Pensión de viudedad desde diferentes capitales españolas. También son puestas al día otras cuentas donde revierten los réditos de algunas acciones. En una de estas cuentas, perteneciente a la Caja de Pensiones de Trujillo, consta el cobro de dos alquileres en Plasencia (Cáceres) y una anotación, también periódica y mensual, de novecientos euros, que se realiza aleatoriamente desde diferentes oficinas de Correos en la provincia de Valladolid por ingresos en efectivo. De estas últimas cuentas no es retirada cantidad alguna, aunque se ha comprobado que se efectúa control del saldo a diario, en alguna ocasión varias veces al día y desde lugares tan dispares como El Cairo, Nuanchot, Tolousse o Reus. Se puede facilitar estadillo completo de esas comprobaciones, algunas con fecha, e incluso hora local, desde enero de 2007 a quien pudiera necesitar tales referencias. No disponemos de mayor información relacionada, aún cuando hemos volcado en estas páginas algunas reseñas sobre su persona que amablemente han ido facilitándonos amigos y conocidos de Nemesia. En estos momentos estamos a la espera de más informaciones al respecto. Aceptamos cualquier anotación sobre el particular de aquel o aquellos que tengan a bien ofrecernos de su paradero, tal vez alguna pista fiable u otras referencias acerca de su vida. Quizás estas puedan conducirnos de alguna manera hasta ella. Agradeceremos se pongan en contacto con el gabinete de consultoría Rideel&CO o con su director Atahualpa Figo Moreno a través de este medio.







2.25.2008

REFLEXIONES. Zoroastra Perarnau Gil ( Zori) Secretaria de Riddel&Co.

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Resulta cómico volver al lugar de donde vengo para partir de nuevo hacia este mismo sitio y retornar después para marchar luego.
Perdidos como medusas –vamos- transparentes a merced del flujo salado de un mar muerto. Vaharadas de luz y aire nos mueven en un perdurar espeso de aburrimiento y mentira. Ociosidad y vicio colman nuestras horas, mientras que la verdad trabaja y fuma y fuma y llora.

Espumas de crema se agolpan en los ríos. Arena fría. Cadáveres azules y blandos se mecen en las olas.

La mujer sigue paseando grave por la memoria absoluta de su historia, por los acantilados de una imprimación cerebral de proteína y nervio, sin querer derramar lo que ya no existe, sin comprender más allá del día a día.
Su juventud de hierba ya no es nada, y sus muchas muertes -sus renuncias- o, quién dirá lo contrario: su enfermedad de carne, no resiste en la intemperie de su sexo de niña.

Bueno fue saberlo antes de decirlo. Bueno fue, por ella y para ella.

Decir pan no tiene mérito, hacer pan, decir pan, comerlo.
Saber que hay palabras que se dicen y condenan, que arrastran tras de sí a océanos de aceite, a orugas y a gigantes, que matan, que ensordecen.

Me veo aquí y no soy yo, soy ella, soy su memoria.

Escribo mientras busco dónde está, dónde se encuentra.

2.24.2008

Consejo de Guerra Elliécer Morató (Extractos) Aportación de Julian Forlán Sousa.

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“(…) individuo peligrosísimo. Gran propagandista de las ideas separatistas.Militante de grupos y facciones paranormales y constitutor de asociaciones de carácter público y social de afección desconocida, no católica y ajena al Glorioso Movimiento Nacional…”

”(…) en su casa, un infecto palomar de Ronda San Antonio, se celebraban reuniones de hombres y de mujeres. También poseía armas y uniformes. Personaje absurdo y nefasto para el G.M.N. [Glorioso Movimiento Nacional] A los malos informes de Falange, Guardia Civil y alcaldía, se suma la delación suplementaria del honrado vecino Sr. Don Julio Cascante, circunstancia de apremio que constata lo expuesto por el fiscal asignado a este expediente…”

“(…) contra los legítimos poderes del Estado asumidos por el ejército a partir del diecisietede julio de 1936, en cumplimiento de su función constitutiva, desarrolló una tenaz resistencia, cometiéndo a su amparo toda suerte de violencias, hurtos, falsedades y suplantaciones…”

“(…) no contento con ello, quiso faltar al reconocimiento que nuestras honrosas fuerzas armadas le deben al glorioso imperio alemán, socavando la buena disposición que ofrece nuestro G.M.N. y pretendiendo dejar en ridículo nuestra ingeniería patria…”

CUADERNOS "EL VIAJE DE LA HEROÍNA" Artículo de Nemesia Morató. 1987. Hildegarda Xirgu, desesperada, sube a buscar a Elliécer al castillo de Montjuïch.

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Teodora se quedó en la puerta de funicular hablando en catalán con descaro.
Se encontraba mucho mejor desde que había logrado desatascarse el gañote a fuerza de no dar respiro a un pellejo de morapio fino que le sirvió de jarabe. Sus contertulios en aquel improvisado discurso no eran otros que dos emboinados caballeros con aspecto de pastores que recién llegados a Barcelona, como nosotras, buscaban un lugar donde asearse o pasar la noche.

Yo, en cambio, no quise saber nada de ella, ni de sus absurdas intenciones. Nunca se me dio muy bien el tocomocho, ni me interesó, qué caramba, y me sorprendió la soltura que tenía la tímida Teodora en asuntos relacionados con el dinero y con los palurdos. Sorpresas se lleva una.

Subida a aquella especie de oruga trepadora con aspecto de tren, ascendí montaña arriba hasta llegar a la media altura del ajardinado Monte.
Poco después de poner pie a tierra, ya pude atisbar el tremendo castillote que corona este distrito de mi querida Rosa de Fuego. Qué triste panorama. Qué suciedad de mundo y qué calor de mayo.

Mi misión era otra.
¿Cómo iba a saber que mi Butterberry había sido condenado a muerte?
Lo supuse, muchas veces; incluso lo soñé en un par de ocasiones. Lo había oído en un colmado y hasta lo cantaban los niños por las callejuelas.

No vienen los marcianos
Ni los americanos.

No tiene el submarino
Ni el aceite de ricino

Van a pelar a un listo
y a ti que ya te han visto.

Ya viene el pelotón
de culo al paredón.

Pero qué iba yo a sospechar ese desenlace si nunca había creído posible tal cosa.

Desmadejada dentro de un cuerpo que me pesaba como mil demonios, llena de dudas y reconcomios, remonté a pie hasta llegar casi a la puerta del castillo. Soldadesca y guardias parecían turnarse por aquellos equívocos caminos, dando adjetivos y sinsentidos a mi propia existencia en una nueva muestra de cómo una servidora no debería haber dejado el pueblo nunca.
De pronto, una voz se manifestó desde dentro de mí a la vez que lo hacía por entre los árboles, en concreto desde la parte más ambivalente de cualquier miembro del reino vegetal: las raíces. Pareció que esa voz surgiera directamente del suelo, del pie de un hermoso pino piñonero que desde el monte miraba al puerto como vigilándolo.

La voz me dijo esto:

- No subas Hildegarda, que ya se lo han llevado.

(continuará)

2.08.2008

"El viaje de la Heroína" Cuadernos. Nemesia Morató interpreta en primera persona las supuestas peripecias de Hilda en 1942,

La salud, que hasta el momento era mi único sostén, parecía estar por los suelos como otras muchas cosas que mencionar no quiero.
Se había hecho tarde. No habíamos comido nada desde las sardinas aquellas en la lonja de Montsolís, y las fuerzas ya comenzaban a fallarnos.
No por ello, mi voluntad se hallaba resquebrajada, o hundida ¡Qué palabra!, ni pensarlo: hacía días que me había tirado al monte, en el buen sentido de la palabra monte, y ya casi llegaba a mi destino.

-Cualquiera diría -comentó mi Teodora del alma- cualquiera diría.

Barcelona se abría tristemente ante mis ojos, con mucho humo sobre todo, y me costaba pensar que era cierto aquello que me habían dicho.

He de reconocer que después de cinco años las cosas habían cambiado bastante en la ciudad de mis principios, en el buen sentido de la palabra principios, cosa que me hacía dudar de los caminos que había tomado ella (la ciudad de mis principios) y los que debía tomar una servidora para llegar al lado de su marido.

Recuerdo ahora, no sé por qué, que me abrasaban las alpargatas , sí sé por qué, o los pies por las alpargatas, o ambas cosas, y me senté al lado de un charco con la intención de descansar un rato y refrescarme. Me quedé descalza, solté el atado y me quité las medias medias (lo que quedaba de ellas) acción que sin querer dejó al aire parte de mis aún hermosas piernas y permitió que la brisa fresca de la mañana ventilara aquello que debía ser ventilado sin más tardanza. El camino, la higiene, ya se sabe.

Desde ese rincón del Pueblo Nuevo, casi en la playa, entre tinglados y vías, se veía recortada en el horizonte la silueta de la montaña de Montjuïch de mis adolescentes paseos.
Sabía por ellos, y explicado por los que nunca nombro, que mi Butterberry estaba preso allí, en el castillo militar, purgando alguna de sus ideas, no creo que actos, por lo que la prisa se me imponía no fuera a ser que la cuestión pasara a mayores, a juicios o quién sabe a qué otra cosa.

De pronto, entre pilas de escombros, bidones oxidados y una mula muerta, salieron dos tíos repeinados con cara de pocos amigos y con cara de mala leche (respectivamente), camisa azul (ambos), botas de cuero (ambos), verga de toro (uno) gorra y pito (el otro) etcétera.
Viendo como se acercaban, a la vez que observando que lo hacían directamente hacia nosotras, pensamos (por lo menos yo) que el momento empezaba a mostrarse como uno de aquellos tan delicados que habíamos tenido la suerte de vivir (sin mencionar baremos) desde que atravesamos ilegalmente la frontera escapando de la guerra.

-A ver, putas, qué lleváis ahí.- fue la tarjeta de visita del primero.
-Mierda llevarán- la del segundo.

Teodora, más hermosa que yo, por aquello de los años (aun vestida de negro y calva rapada), quiso sonreír como respuesta, haciéndose la mansa, en el buen sentido de la palabra mansa, siendo tanta la amargura de mi pobre amiga que consiguió que le surgiera del rostro una mirada equívoca que a aquellos dos les pareció un desaire.

No comentaré ahora lo que sucedió después de las bofetadas, los agarrones, el desparrame de nuestros cuatro bártulos o la cuchufleta al ver lo desarrapadas que estábamos.
De nada sirvió el salvoconducto que con tanto dolor de mi alma y de otras partes de mi misma conseguimos en La Junquera. Se lo tomaron a guasa, en el buen sentido de la palabra guasa, sin querer comprender que éramos mujeres decentes de verdad, como ponía en el papel.

Fue debido, quizá, a lo apartado de aquel arrabal y sus aledaños, que la intimidad, la ignorancia y el hecho fugaz de estar sin estar a la vista de nadie, lo que favoreció el acto de darle un tochazo al primero (el de la verga de toro) dejándolo medio lelo con los pantalones por los tobillos, en el buen sentido de la palabra tobillos, y salir zumbando después de pegarle otro (en concreto a este fueron tres) al que estaba intentando mancillar la honra de mi querida amiga Teodora.

De perdidas al río, me dije, y sin recoger nada de lo que por allí quedaba, salimos en desbandada hacia un lugar más apropiado para pasar desapercibidas del común del populacho, aunque con aquellas pintas…

No habríamos llegado aún a la rambla que les vimos salir por una esquina. A correr, nos dijimos, y así lo hicimos, qué remedio.

(Continuará)

2.07.2008

Elliécer Butterberry Morató en compañía de generalato alemán. Barcelona año 1941. Fotografía aportada por María del Roser Sousa.





















Hola Amigo Atahualpa:

Esta es una de las fotos que creo que le prometí. Puede que usted la esté esperando, siempre que siga en el caso de la pobre Nemesia ¿No?

Espero que le sirva de algo. En ella se ve a nuestro añorado Elliécer de medio cuerpo vertical y no se le aprecia lo guapo que era. Todas las crías estábamos enamoriscadas de él, sobre todo cuando le veíamos de uniforme, aunque fuera con esa boina. Esto debió ser poco antes de que le detubieran con los planos del minisubmarino en el que quería ir a buscar a Hilda. Decía que no se había ahogado, que estaba tan pancha en el continente sumergido de la Atlantida dándose la gran vida con 39 marineros. Cosas de entonces, claro.

No le diga a mi sobrino que le he escrito, es muy celoso el pobre.

Nada más por ahora. Por el dinero ese no se preocupe, que tengo mucho.

Adeu.

Roser.

¿EXISTE UNA BASE EN LAS BALEARES? Hoy conferencia de Carole Ramis organizada por el club La Vanguardia.


Mensaje de agente Piolín. Febrero de 2008.

Señor Atahualpa:

Me pregunto si esta puede ser la misteriosa dama que estamos buscando.
Se trata de una anciana parapsicóloga que recibe visitas en en centro de S'Agaró.

Estoy a la espera de sus órdenes.

Cordialmente.

Pío.


"La Carta Blanca" Palabras halladas la pasada mañana .

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-Nosotros, los pobres, los excluidos, los que conseguimos siempre lo mismo, el cero despótico de nuestro estéril esfuerzo, después de todo lo yermo e inútil obtuvimos el fruto imprevisto sin conocer de qué modo.

Se dio de pronto.

Eludimos, como todos, los compromisos que en el devenir de los meses forjó su efervescente estilo de ver los negocios. Trucos, sobre todo. No pudimos o no quisimos. Quién puede mentir sobre esto.
Si bien lo fortuito le condujo desde dentro de un género incongruente, evidentemente ilógico, ninguno de nosotros tiene en este momento interés en reconocer que se equivocó en el juicio. No fuimos buenos socios, lo podemos reconocer sin sonrojo-


Elliécer poseyó desde siempre un buen y completo repertorio de libros de estudio, un fichero imprescindible, lleno de los contenidos que todo buen experto quiere descubrir en sus tesis, o, si se quiere, en textos enemigos, o fieles.
Del mismo modo siempre tuvo el reconocimiento de su extenso grupo de consejeros, los mejores de su tiempo, elementos ineludibles de lo que posteriormente fue su grupo ufológico, Prospecciones Celestes.
Puede que por todo eso se instituyó como presidente, como el jefe que todos quisieron.

- Siempre le tuvimos como referente y como núcleo de nuestro club de persistentes estudiosos, como líder y dirigente del grupo. Descubridor de leyes concluyentes, queriendo en su intención ser del mismo modo profesor y discípulo, pudo ir creciendo sobre el lecho que nosotros, sus propios seguidores, le permitimos.-


El misterioso Elliécer “Butterberry” progresó e hizo de ese progreso un triunfo que colmó, evidentemente, los objetivos del grupo, los proyectos que en interés de sus miembros él mismo, junto con otros, fue construyendo.
Ese éxito llegó pronto, con libros, con estudios, con títulos en folletines exóticos; frutos perfectos del esfuerzo de todos, de lo dificultoso en un medio infrecuente, en un terreno no conocido, exclusivo.

Infelizmente fueron él y su mujer quienes obtuvieron el reconocimiento, y esto produjo el retroceso y el rebote de todos.

No les importó, o eso se puede creer después de leído el informe completo; puede que por eso prosiguieron entonces en el empeño imperecedero, según el propio Elliécer, de descubrir otros mundos y sus respectivos inquilinos.
Nuevos estudios, tesis que no pueden entenderse ni en el principio de este moderno siglo veintiuno, surgieron de nuevo del cerebro del vehemente científico.
Contenidos turbios dentro de lo ufológico, en el preciso centro del juego con los números y con los nombres. Trucos dijeron muchos.

Éxitos que le dieron renombre y dinero. Premios que les fueron proveyendo de nuevos estímulos y de otros retos.

Uno de ellos fue el que le quemó el proyecto.

En su fuero interno, Elliécer supo que llegó el fin el dieciocho de julio, justo en el mismo momento en que el ejército se sublevó.

Su proposición se centró en extender el grupo y difundir sus deducciones por el espeso mundo del ocultismo, y, de modo funesto, ese interés no fue recíproco entre él y el resto de los constituyentes de Prospecciones. Los primeros socios no lo consintieron.

Entonces experimentó en sí mismo el perjurio de sus seguidores. Le depusieron por ello sin él mínimo decoro, sin reconocer su esfuerzo ni el extremo riesgo que le hizo vivir siempre entre los límites del bien y de lo oscuro.

Son pocos los que lo tiene presente, pero fue él quien se pronunció sin confusión posible.

-Se terminó-dijo- Me voy. No quiero seguir con esto. Desde este momento, sólo os pido que me dejéis que use de nuevo mi sobrenombre y mi propio signo. Lo que no tengo no lo podré tener –insistió- Sólo existe un ser en el que yo confíe:

NemesiA

2.05.2008

Primera página del primer libro de la primera colección de libros esotéricos. Nemesia Morató. Apartamento.

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Mouchos, curuxas, sapos e bruxas.
Demos, trasnos e dianhos, espritos das nevoadas veigas.
Corvos, pintigas e meigas: feitizos das mencinheiras.
Podres canhotas furadas, fogar dos vermes e alimanhas.
Lume das Santas Companhas, mal de ollo, negros meigallos, cheiro dos mortos, tronos e raios.
Oubeo do can, pregón da morte; fucinho do sátiro e pé do coello.
Pecadora lingua da mala muller casada cun home vello.
Averno de Satán e Belcebú, lume dos cadvres ardentes, corpos mutilados dos indecentes, peidos dos infernales cus, muxido da mar embravescida.
Barriga inútil da muller solteira, falar dos gatos que andan á xaneira, guedella porra da cabra mal parida.
Con este fol levantarei as chamas deste lume que asemella ao do Inferno, e fuxirán as bruxas a cabalo das sas escobas, indose bañar na praia das areas gordas.
¡Oíde, oíde! os ruxidos que dan as que non poden deixar de queimarse no agoardente quedando así purificadas.
E cando este breraxe baixe polas nosas gorxas, quedaremos libres dos males da nosa alma e de todo embruxamento.
Forzas do ar, terra, mar e lume, a vós fago esta chamada:
si e verdade que tendes mais poder que a humana xente, eiquí e agora, facede que os espritos dos amigos que están fóra,
participen con nos desta Queimada.


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Francisco Forlán Sousa. Carta profesional. Febrero 2008.

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Barcelona a 2 de Febrero de 2008



Estimado Sr. Atahualpa Figo:


Me veo en la obligación de manifestarle mi más sonora queja ante la insistencia que usted muestra delante de mi anciana y querida tía María del Rosario.
Hace días, y no lo digo por nada, que veo que mi quería tía María del Rosario se muestra muy alterada, por no decir cachonda, sobre todo cuando se le menciona cualquier cosa relacionado con su primera juventud, con sus amistades, con nuestra también senil amiga Nemesia Morató o con el guiso de tripa de bacalao con guisantes. Esto último resulta extemporáneo cuando no menos ilógico.

Observo con atención que en el libro de visitas de mi querida tía María del Rosario (es muy meticulosa la pobre), donde anota también las llamadas telefónicas y el minuteo de las mismas, consta su manía de usted en recabarle la atención al respecto de la desaparición de nuestra querida y también senil amiga Nemesia Morató.
Ni que decir tiene que la edad avanzada mi querida tía María del Rosario la obliga a sustraerse de sí misma en un compendio de excentricidades que usted mismo habrá podido ver , comprobar, constatar y dar fe, y a la vez (y lo digo sin rencores ni interés alguno, lo juro), estos años que tiene la inclinan, vuelcan y decantan a desviarse de la actitud positiva que todo sobrino aventajado espera de una persona de una edad como la suya.

Yo, como sobrino de mi querida tía María del Rosario, me siento en la responsabilidad de controlar sus actos y todo lo que tenga que ver con sus relaciones sociales, no vaya a ser que después de tantos años de patrocinio y ejemplar representación me vea de nuevo pasando el mocho como lo hice desde que dejé el ejército (allí también lo hacía) hasta el momento en que mi querida tía María del Rosario se dedicó casi en exclusiva a hacer de pitonisa en la Televisión de Cornellá y necesitó de un secretario.

No quisiera, y no quiero que en estas palabras vea usted una amenaza (por el momento), que usted alterara en nada la vida plácida que mi querida tía María del Rosario viene disfrutando desde la salita a la cama y de la cama a la salita y viceversa y viceversa, no queriendo tampoco que usted ponga de nuevo los pies en nuestra casa, al margen, claro está, que lo haga para traer dinero contante y sonante y como pago por todas y cada una de las informaciones que mi querida tía María del Rosario le ha proporcionado a usted hasta ahora.

En todo caso, me ha comentado mi querida tía María de Rosario mientras desayunábamos la papilla en el patio, cualquier nueva información que pudriéramos aportar al asunto de nuestra también senil amiga Nemesia Morató podría verse, en efecto, favorecida por el pago que a través de usted realizaría la familia de empresarios de la construcción costera de S'Agaró Van-Gaal Morató ¿No le parece?
Si esto fuera así, y manteniendo la intención de que usted nunca más vuelva a relacionarse sin permiso con mi querida tía María del Rosario, le propongo acercarle yo mismo a su despacho, o enviarle por e-mail, las galeradas y las correcciones de un libro que nuestra también senil amiga Nemesia Morató me ayudo a escribir, editar y publicar. En los márgenes de las páginas hay docenas de palíndromos a los que ella atribuía poderes ocultos, magia y muchísima trascendencia. Ya ve usted qué cosas, como si le hubieran servido de algo. Aunque quién sabe.

Quedo a la espera de su amable respuesta, de su respuesta o de lo que guste usted mandar.
No venga por aquí, se lo prohíbo.

Adiós, machote.


Atentamente

Francisco (Patxi) Forlán Sousa
(Representante)

2.02.2008

"EL VIAJE DE LA HEROÍNA" Hildegarda Xirgu llega a Barcelona. Segundo apunte al caso "CUADERNOS" según Nemesia Morató.

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Lamentaría objetivamente, una vez concluida la carrera de obstáculos y perdidas con fortuna las referencias de nuestros perseguidores falangistas, dejar de manifestarles los anhelos y las otras indisposiciones que comenzaron a acuciarme nada más dejar de darle al cross.
Verán:
No por dejar mi principal músculo (el corazón) de batirse en duelo con mis pulmones, mi páncreas, mi diafragma y, sin saber por qué, mis ingles, pude ver como mi compañera no alcanzaba a dominar su propio resuello. Respiraba con dificultad y parecía que aquel músculo del que les he hablado antes (pero el suyo) no podida retomar el sosiego que todo órgano merece disfrutar.
Unas toses y unas bocanadas, más el albino rubor que le provocaron aquellos pedos, hicieron que la pobre se sentara en el suelo a la vez que apoyaba la espalda y la cabeza rapada en la pared. Las orejas, pabellones de esta mujer de los que habré hecho amplia y sustanciosa definición en anteriores escritos, comenzaron a mostrarse pálidos, flácidos y escuálidos con esdrújulo dramatismo.

-Jolines Hilda, no sé qué me pasa-
Dijo mi compaña.

-No pasa nada alma de Dios- repuse- es que llevamos media hora corriendo-

-Ya (tos) pero siempre he sido buena corredora (más tos). Observa me escapé del campo de Argeles Sur Mer (toses, flemas).

Yo, que en mi impertérrito obrar en poco o en nada altero mis constantes, mis variables y/o las costumbres que atesoro y administro, ciertamente me sentí algo trastornada por la indisposición que con tan fragorosas expresiones mi socia manifestaba.
Aquella incipiente bronquitis asmática, aquella tuberculosis quística, o aquel catarro, que también podía ser el caso, consiguieron alarmarme a la vez que convencerme de que algo se debería hacer al respecto.
Una botica nos salió al paso. Mi querida Teodora, sin dejar de toser y esputar, me hizo alguna observación referente a que no se me ocurriera darle pastilla alguna, jarabe, ungüento, emplasto, apósito, parche y mucho menos supositorio.

-Llévame a una taberna, por tu padre, llévame a una taberna.

¡Que toses más espeluznantes! ¡Qué pitos, qué gongorismos!

-Un vermouth, un vermouth, de verdad, y se me pasa todo.
Clamaba mi socia.

-Sosiego, caramba, sosiego. Está bien, buscaremos algo parecido.

Buscamos durante bastante rato.

Inesperadamente y en un chaflán, precedente anticipado de aquello que en su interior contenía, se nos mostró un cartel luminoso y apagado con las letras BAR, a la vez que invitaba a acceder a su interior mediante publicitarias pizarritas donde se anunciaban algunos de los divertidos experimentos gastronómicos de aquel incalificable año 42. Gurullos con caracoles destacaba entre todos ellos.

(Continuará)

EL EQUIPO DE RIDEEL &CO. PRECISA DE SU COLABORACIÓN

Cualquier noticia, o aproximación a la identidad de doña Nemesia Morató Xirgu, será bien recibida.
Sus posibles herederos sabrán agradecérselo.
Se ha establecido una recompensa de la que se dará mayor información en su momento.
A todo aquel que sepa dar algún dato sobre Nemesia o esclarecer las relaciones que gota a gota van desgranándose a través de este medio, la familia Van-Gaal Morató ofrecerá su merecida compensación.

(Muy importante: Necesitamos fotografías de la señora Morató de la que se pudiera disponer, ya que, incomprensiblemente, a día de hoy no contamos con ninguna. De manera un tanto ilógica, han desaparecido inclusive del registro del Documento nacional de identidad.)

Escrito atribuido a la señora N.Morató. Cajón de una mesilla, Chamarilero, Ponferrada, 19/08/04.




Me siento abotargada, y creo que no es por otra causa que por la costumbre que estoy adquiriendo de hacer balance de todos y cada uno de mis actos. A pesar de ello, valoro como positivo este antojo mío de juzgar cualquier cosa, aunque tenga que verme como me veo y sentirme de esta manera. Podrá parecer que todo viene derivado desde el cono de deyección de mi cascada natural de persona uniforme y objetiva, no carente de pesimismos profundos ni ausente de las más elementales virtudes teologales, cardinales, dones y frutos del espíritu.Disiento, no obstante, mientras que me reafirmo en lo mío, sin dejar de calificar esta manía persecutoria como fruto escuálido de una moralidad impuesta, a la vez que la veo desde lejos con la rigidez de aquella que ha sido educada dentro de camisas de franela y de batas escolares dos tallas menores. Es por esto, y por algunas otras cuestiones, que he decidido calificar mi aproximación al sintagma gramatical “Resentimiento” como el delta lógico de una vida fútil e inservible, afluente, a la vez, de vidas principales y rierilla de un acueducto-gravamen de progenitores impositivos y totalitarios, mientras que de puentes desorientados y ausentes. De nada sirvieron las revisiones periódicas de mis expedientes realizadas con inquina zorruna por las hermanas (mitad a madres mitad monjas) de la fluida congregación de Santa Brunilda. De nada sirvieron, digo, pero me reafirmo en la naturalidad que, años después, he podido valorar en sus plegarias. Si bien papá y mamá me ignoraron todo lo que pudieron, mientras viajaban por los países más recónditos a la búsqueda de objetos arqueológicos relacionados con el germen de vida extraterrestre en nuestro planeta (cosa que no viene a cuento en este resumen), ellos mismos hicieron que otros estamentos instructivos, y por qué no decirlo: docentes, se cebaran con mi persona (y experimentaran con ella) haciendo uso del catálogo de las técnicas pedagógicas misioneras más avanzadas, mientras que desempolvaban algunas otras tardo-medievales. He de reconocer, por otra parte, haciendo de nuevo alarde de mi obcecación y manía de ser la jueza de mi vida, que si bien la voluntad de las misioneras y voluntarias fue siempre la de orientarme hacia la sumisión y el recato, mi tozudez opuso a sus prácticas una férrea resistencia a la vez que una inoperancia y un sufrimiento sin medida. Esa negación a dejarme llevar sin sentido, “Impermeable Mula” me llamó Sor Társila, facultó que me dieran por imposible a la vez que me ofrecieran como alternativa una serie de ocupaciones relacionadas con la limpieza de las letrinas, las jaulas de las pulardas y el laboratorio de química. Fue ahí donde purgué mis pecados de alumna indisciplinada y obtusa, según ellas, a la vez que yo misma ejercía de profesora mía, mientras que de compañera, colega y amiga invisible. La cuestión es que el paso del tiempo, y el uso abusivo de determinadas substancias, me ha hecho olvidar el monto de aquellos infaustos años de aprendizaje y clausura, mientras que, incomprensiblemente, ha acrecentado esta indiscriminada inclinación mía hacia el Resentimiento. Lo porcentual de lo uno nos lleva a lo otro y viceversa, mientras que es directamente proporcional, el incremento del sentimiento puro este, al declive memorístico que de lo concreto y vivido recuerdo.Lo que no he dejado ni por un momento de chirriar como el eje vertebrador de mi estúpida infancia, ha sido la vara de mimbre con la que Sor Társila intentaba en todo momento hacerme comprender, también según ella, la verdad que había en sus palabras y en lo mucho que mi mente oxidada desconocía del mundo exterior. La tarde en que desapareció dentro de la tina de ácido sulfúrico fue la más feliz de mi vida, al margen, claro está, de la que vi aterrizar a papá y a mamá en un platillo volante con aspecto de taxi para rescatarme y partir todos juntos hacia el asteroide imaginario QWERTY, aunque después me abandonaran allí a merced de otras alienígenas también con túnicas y proclives sin mesura a innumerables ritos y ceremoniales relacionados con rezos y guisos de remolachas hervidas.Volviendo a lo incongruente de mi vida vivida, no podré olvidar mi tránsito por hospicios, lupanares, estaciones orbitales ni cotolengos. Resultaría ahora conveniente hacer uso de una capacidad de valoración superior de la que dispongo, como para poder transmitir al lector cuales fueron y de qué manera obraron en mi persona aquellos periplos sin límite por biohábitats tan dispares. Si pudiera endilgarles mejor mi condición narrativa, explicaría de qué manera y cómo huí, caí presa, realicé conferencias, fui asistente teatral e incluso hice un curso de cocina japonesa. No quisiera evaluar este compendio de excentricidades lúdicas como el lógico flujo magmático y purulento en el que ha desembocado mi existencia. No.No muero aquí, aunque muchos lo quisieran; mi vida debe avanzar progresando hacia adelante, mientras que observo el modo en que yo misma me retracto de mis críticas a la vez que me reafirmo en mis valoraciones. Salgo a comprarme unas medias.