Entre naves
de plásticos y hojas
Para voces desnudas
que la inquieren,
Sola, como quieta
en las palabras
Renace aullidos,
humo del pasado
Madera gris de
telas descarnadas
Recibe sin juicio sin medida,
Atrás, en otro
tiempo acecha el verde oscuro
Pero ella sueña
el dique ante el naufragio
Así recoge arenas
tinta desapego
Vértigo de
esa otra hundido en sus pulmones
Si una mujer
desafía la línea de la noche
Atraviesa
las olas para hacerla visible.
Atada a sí
misma a la tabla del deseo
¿Para el mar
el viento?
Grande
triste asustada, hacia sí, braceando.
En las
sombras, como presa.
Deslizándose
hacia el centro.